Ubicada en un entorno rural de gran belleza, esta finca rústica se alza en una posición privilegiada, ofreciendo impresionantes vistas a los campos que la rodean. Con más de 74 hectáreas de terreno, es un refugio perfecto para quienes buscan tranquilidad y conexión con la naturaleza sin renunciar a la cercanía a la costa y los pueblos cercanos a la finca.
La antigua casa de campo de dos plantas conserva la distribución tradicional de las casas menorquinas. En la planta baja se encuentra la casa del payés, mientras que la planta superior estaba destinada exclusivamente a la casa del señor. Ambas estancias mantienen su encanto rústico prácticamente original.
Además, la finca cuenta con varias edificaciones agrícolas, entre ellas una antigua boyera rodeada de bosque, así como otras construcciones destinadas a labores del campo. Dispone de pozo propio y licencia turística, lo que la convierte en una excelente oportunidad.
La antigua casa de campo de dos plantas conserva la distribución tradicional de las casas menorquinas. En la planta baja se encuentra la casa del payés, mientras que la planta superior estaba destinada exclusivamente a la casa del señor. Ambas estancias mantienen su encanto rústico prácticamente original.
Además, la finca cuenta con varias edificaciones agrícolas, entre ellas una antigua boyera rodeada de bosque, así como otras construcciones destinadas a labores del campo. Dispone de pozo propio y licencia turística, lo que la convierte en una excelente oportunidad.